Inicio Foros Comunidad Foro libre Neurociencia y videojuegos ¿Qué ocurre en nuestro cerebro mientras jugamos?

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      TzMarko
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      A pesar de la mala prensa que rodea a los videojuegos creo que lentamente se está produciendo un cambio en cómo estos se perciben. Durante esta generación hemos podido ver cómo diversas compañías han optado por redirigir sus productos a casi toda la familia, algo que ha tenido muchas repercusiones sobre el sector.

      Pero quizá una de las más importantes es el acercamiento por parte un nuevo público a este campo, algo que ha ayudado a que determinados mitos sobre los videojuegos quedaran en entredicho. Por fin padres y abuelos eran testigos de cómo las videoconsolas podían ayudar a “entrenar tu cerebro” y mejorar tu inglés. A partir de este momento el sector se ha dado a conocer como una posible herramienta de aprendizaje, alejándose de esa visión tan negativa que muchos podían tener. El debate sobre los beneficios que nos pueden brindar los videojuegos ha comenzado y un ejemplo de esto es la opinión del científico Marc Prensky (un resumen de estas ideas puede verse en la reciente entrevista que Eduart Punset le ha hecho para su programa Redes).

      Marc Prensky, padre del término “nativo digital”

      Pero ¿Qué procesos están ocurriendo en nuestro cerebro mientras jugamos y qué repercusión positiva puede tener para nosotros? Para intentar responder a esta pregunta tenemos la suerte de contar con la ayuda de una neuropsicóloga, Gema Díaz, alguien con un amplio conocimiento práctico y teórico que viene como anillo al dedo para que profundicemos en este tema. Sin más os dejo con ella y con este genial artículo que nos ha preparado.

      Introducción

      Hasta ahora los videojuegos se han visto como un mero entretenimiento, una forma de pasar el tiempo. Actualmente, los neuropsicólogos nos valemos en rehabilitación o estimulación cognitiva de simuladores que en buena parte podrían parecerse a los videojuegos, pero el objetivo de esta realidad virtual no es lúdico sino rehabilitador. Independientemente de cuál quiera que sea el objetivo final, podemos entender que quien juega en los ejercicios de rehabilitación se entretiene y el que juega para pasarlo bien estimula su mente.

      Para intentar explicarlo pasaré a definir qué es eso de la estimulación cognitiva, cómo ocurre y qué efectos positivos tiene sobre nosotros. En una segunda parte del artículo citaré algunas de las funciones cognitivas que se nos demandan para poder echar una partida al Starcraft 2.

      Estimulación cognitiva y plasticidad cerebral

      La estimulación cognitiva consiste en la realización de actividades para mejorar, bien una determinada área cognitiva (atención, memoria, etc.), bien el rendimiento cognitivo global. Cualquier persona se beneficia de esta actividad ya que potenciará sus capacidades y les protegerá del deterioro cognitivo asociado a la edad, a la demencia o a una lesión por accidente de tráfico o ictus.

      Que la estimulación cognitiva produce una mejora de tales capacidades no es algo que solo podemos observar a través del rendimiento en tests o en tareas cotidianas. Las técnicas de neuroimágen nos han permitido ver el cerebro y nos están permitiendo descubrir qué ocurre en él para que realmente seamos mejores en unas habilidades determinadas.

      Actualmente sabemos que el entrenamiento cognitivo produce unos cambios en nuestro cerebro mediante un proceso al que llamamos plasticidad. Podemos definir la plasticidad como la capacidad de nuestro cerebro para adaptarse a su propio estado o a las demandas del medio externo.

      En 1950, estudios como los de Hebb demostraron tal proceso en el cerebro del niño en desarrollo. Más tarde se descubrió la plasticidad en las personas que habían sufrido una lesión cerebral. Pero lo más interesante para nosotros es que recientemente, en el año 2008, los científicos Draganski y May han descubierto que el simple entrenamiento produce plasticidad en el cerebro adulto. Esto quiere decir que con el aprendizaje, la experiencia y el ensayo se producen cambios funcionales y estructurales en nuestro cerebro. De ahí la idea de que los ambientes estimularmente enriquecidos y que constantemente demandan nuestras funciones cognitivas producirán una mejora en el rendimiento cognitivo general. Es decir, darán lugar a personas con mejor memoria, con una capacidad de tolerar la frustración mayor, con capacidad de atender una o más cosas a la vez con menos sensación de cansancio, más capaces de planificarse, organizarse, de invertir su tiempo eficazmente, de alcanzar mayor fluidez en su lenguaje o entender mejor a las otras personas.

      La zona marcada corresponde con el hipocampo

      Hoy día está en vía de estudio qué le ocurre exactamente a la célula para que los cambios cerebrales acontezcan. Hasta el momento se ha podido observar cómo las neuronas proliferan en el hipocampo (estructura cerebral localizada en los lóbulos temporales, ha sido relacionada principalmente con el aprendizaje y la memoria), se ha observado angiogénesis (formación de vasos sanguineos nuevos a partir de los vasos preexistentes) y activación de microglías (pequeñas células que se encargan de recoger restos celulares: lípidos, pigmentos, hierro, su función fundamental es de “limpieza”). Se ha visto que todos estos cambios son mediados por un incremento en la expresión de ciertas sustancias como el BDNF (brain-derived neurotrophic factor), el NGF  (nerve growth factor), el NMDA (N-methyl daspartate) o el AMPA (amino-3-hydroxy-5-methyl-4-isoxazole propionic acid).

      Una evidencia empírica de esta plasticidad se vio en un estudio en el que se entrenaba a primates para utilizar un rastrillo como herramienta que les ayudaba a alcanzar alimento. Tras este entrenamiento se observó en resonancia magnética un aumento de la fuerza y densidad de las conexiones temporoparietales y del surco intraparietal, zonas relacionadas con la tarea que realizaban los monos. Puede verse en la imagen que se muestra a continuación.

      Retomando el tema citado en la introducción, actualmente existe una corriente científica que nos advierte de los beneficios de incluir el juego con videojuegos y los recursos tecnológicos como herramientas de aprendizaje durante el desarrollo del niño. El cerebro infantil tiene una capacidad mucho mayor de plasticidad que el cerebro adulto, es un cerebro que está madurando y madurará en función de lo que su entorno le ofrezca. A continuación podéis ver una imagen de cómo el cerebro se va formando a lo largo de los años. El azul indica zonas ya maduras, vemos como en los primeros años de vida las zonas occipitales relacionadas con la visión están en el mismo color que en el cerebro de 20 años de edad, pero pocas zonas más funcionan como funcionaran en el cerebro adulto, por ejemplo, las zonas frontales no madurarán hasta pasada la adolescencia, hasta los 18-20 años aproximadamente.

      Por esta razón, los niños son especialmente sensibles a la estimulación cognitiva y esta le ayudará a formar lo que será su cerebro adulto y por lo tanto sus habilidades futuras, lo que nos puede hacer pensar que es una buena edad para enriquecer sus capacidades con la ayuda que la tecnología nos ofrece hoy día, por ejemplo a través de los videojuegos. Quizá, iniciarse a los 5 años de edad con los videojuegos sea una edad perfecta para ayudar al niño a adquirir buenas capacidades atencionales, memoria, razonamiento, obtención de metas, planificación… Además, el joven aprenderá a relacionarse con estos dispositivos de una forma natural y, más adelante, cuando se siente ante cualquier aparato tecnológico su disposición será de manejarlo sin dificultad en vez de tener que aprender cómo utilizarlo. Pero esta idea queda lejos de lo que hoy día se entiende por beneficioso para un niño de 5 años, cualquier madre llevaría sus manos a la cabeza si su hijo de tan solo 5 años pasa horas jugando a videojuegos.

      Para finalizar este apartado pondré dos breves ejemplos de cambios estructurales en el cerebro humano obtenidos mediante el entrenamiento. En primer lugar, se han observado cambios estructurales en el hipocampo posterior en personas que tienen mucha experiencia en navegación (imagen 1). El segundo ejemplo es que las personas que aprenden tempranamente a tocar un instrumento tienen un mayor volumen de la corteza motora y auditiva (imagen 2).

      Jugando a Starcraft

      Para poner un ejemplo de cómo sin tener un conocimiento explicito de que lo hacemos, entrenamos muchas capacidades cognitivas cuando jugamos, hemos elegido uno de los títulos más jugados y representativos del género, Starcraft. La idea es informaros de los dominios que estamos enriqueciendo mientras jugamos. Esta tarea se puede hacer con cualquier videojuego pero, como os imagináis, no todos ponen en funcionamiento las mismas habilidades, ni todos son igual de enriquecedores, pero lo que sí es cierto es que ningún videojuego pasa por nosotros sin producir un entrenamiento.

      En Starcraft tenemos que planificar una estrategia de ataque y defensa dependiendo de variables como el mapa o los enemigos. Además debes ir modificando la estrategia en función de lo que vaya sucediendo en el juego: si te atacan inesperadamente, si la base de un enemigo ha cambiado… Con esta tarea entrenamos planificación, una importante función ejecutiva. Se trata de nuestra capacidad de hacer planes y lo más importante, de cambiar los planes. Algo que parece tan sencillo como entender que los objetivos se consiguen si las tareas de las que están compuestos se hacen en orden es algo que al ser humano le lleva más de 18 años aprender y que en algunos casos ni siquiera a los 18 el sistema funciona correctamente, dando lugar a gente desorganizada que nunca termina sus objetivos, lo que les genera frustración, personas que se embarcan en muchas historias pero no resuelven ninguna con éxito.

      Como sabéis, en este juego, resulta clave saber administrar en qué te vas a gastar los recursos durante una partida. Por ejemplo, cuando construyes un tipo de nave debes de tener determinados edificios y tecnologías investigadas. Existe un árbol de tecnologías que los grandes jugadores conocen de memoria y saben cómo administrar. Una de las funciones más importantes de los seres humanos y que al fin y al cabo marcan la dirección y el éxito de nuestras vidas es la toma de decisiones. Las personas, tenemos que tomar decisiones, para esto hay que valorar y tener en cuenta mucha información, pasada, futura y sobretodo presente. Barajar posibles decisiones, sus consecuencias y elegir la más acertada es una tarea difícil entre otras cosas porque tenemos que tener en cuenta múltiples variables, cómo esas decisiones afectan al entorno, a nosotros mismos u a otras personas. Hay gente realmente buena tomando decisiones, parece que lo hacen con poco esfuerzo y con poco margen de error, pues bien, esto es una habilidad que se entrena, aprende y por tanto se puede mejorar.

      Los mejores jugadores de Starcraft son “pobres”, no ahorran, siempre están construyendo algo y como tienen el ojo en el índice de recursos para no perder el tiempo y comprar, apenas tienen dinero. Han aprendido de la toma de decisiones pasadas para lograr el éxito sin error. Además continuamente valoran su situación en relación al objetivo final:  esta capacidad se llama autorregulación. Las personas continuamente evaluamos lo que estamos haciendo para ver si estamos en la dirección correcta que nos permite alcanzar el objetivo, sin esta capacidad nuestra vida sería más costosa, tendríamos que retroceder ante un error numerosos pasos. La autorregulación nos permite ahorrar tiempo y esfuerzo a la hora de alcanzar una meta.

      Hay quien dice que lo más importante del juego es el tiempo, no puedes perder un segundo. Para ello debes atender a qué hacen tus unidades, cuánto queda para acabar un edificio o una investigación y a la vez conocer cuánto queda para que llegues a tener X recursos, tienes que tener en cuenta muchos marcadores temporales. Además de esto, debes especular sobre qué ha podido estar haciendo tu enemigo y cuándo podrá atacarte y con qué. Continuamente en nuestro día a día hacemos valoraciones de muchos tipos acerca de si estamos consiguiendo nuestro objetivo, y en la sociedad en la que vivimos continuamente realizamos valoraciones sobre el tiempo que llevamos invertido y el tiempo que nos llevará dar los siguientes pasos hacia una meta. Estamos limitados temporalmente en múltiples situaciones: al entregar un trabajo en la facultad, para poner en marcha unos trámites burocráticos, para llegar a una cita con un amigo o para hacer unas lentejas. Si queremos que todo esto se realice, más vale tener un sistema sano que nos permita planificarnos en función del tiempo.

      En el juego los criterios para ganar van cambiando, el jugador debe adaptarse rápidamente a esos nuevas reglas. Esta capacidad es denominada flexibilidad, la habilidad para cambiar nuestro criterio en función del entorno. Las personas que muestran dificultad en estos cambios serán menos capaces de adaptarse y conseguir beneficios. Todos podemos hacernos una idea de lo contraproducente que puede resultar la rigidez mental.

      Casi todas las funciones analizadas en el juego podemos situarlas muy frontalmente en nuestro cerebro, son las capacidades que los hombres a lo largo de la evolución han desarrollado en último lugar. Son funciones que nos hacen propiamente humanos, de ahí que tengamos un lóbulo frontal tan grande en comparación con el resto de lóbulos de nuestro cerebro y sin duda en comparación con el de los animales. También son las funciones que los hombres desarrollan hasta edades más tardías.

      Antes de dar fin a este apartado me gustaría dejar una aclaración. Aunque separemos las funciones cognitivas para estudiarlas y analizarlas todas están relacionadas entre sí, múltiples conexiones comunican múltiples funciones, el sistema cognitivo debemos entenderlo de forma holística. Con esto podemos decir que al entrenar un área cognitiva concreta estamos favoreciendo la cognición general.

      Conclusiones

      Los tiempos han cambiado, las demandas laborales son muy diferentes a las que eran hace 50 años. Sabemos que es fundamental que los niños aprendan a manejarse con ordenadores y demás aparatos tecnológicos desde edades muy tempranas y que estos son aliados del aprendizaje y del desarrollo. Aún así existen muchas familias e incluso profesores que siguen pensando que son elementos interferentes con el rendimiento escolar, que valoran en exceso los efectos negativos de los videojuegos y no prestan atención a los positivos.

      Los jóvenes que tendrán éxito en sus trabajos deben ser creativos, deben saber resolver problemas buscando soluciones y barajando alternativas, deben ser hábiles con las tecnologías más avanzadas, deben ser capaces de planificarse para alcanzar objetivos y ante todo deben ser entusiastas, estar motivados y llenos de inquietudes. ¿Es esto lo que se enseña desde el sistema educativo? ¿Estudiar durante horas los actuales libros de matemáticas, lenguaje, sociales… potencian estas capacidades? Creo que merece la pena tomarse un tiempo para pensar en estas preguntas.

      Por último, aunque en este artículo hemos defendido el uso de videojuegos para potenciar nuestras capacidades, quiero hacer una última aclaración. Ser cognitivamente inteligentes no es sinónimo de ser inteligentes, no tendríamos éxito en nuestros trabajos, en nuestras relaciones de pareja, en nuestro grupo de amigos, con nuestra familia… si no alimentamos también nuestra inteligencia social, emocional y nuestra creatividad.

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Respuesta a: Neurociencia y videojuegos ¿Qué ocurre en nuestro cerebro mientras jugamos?
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